En enero del 2009, SEAT, la filial española de Wolkswagen, presentó a bombo y platillo su primer modelo híbrido, el Seat Leon Twin Drive Ecomotive. Esto es, dotado de un motor convencional sumado a uno eléctrico cuya función es aprovechar la energía de frenada más la energía obtenida de la red para permitir una pequeña autonomía sin emisión de gases. Esto se ha dado en llamar PHEV, vehículo híbrido enchufable.
Y lo hizo, no de cara al consumidor, sino al Ministerio de Industria español, quien, a través de un plan llamado Movele, ofrece 800 millones de euros para la promoción de los vehículos eléctricos.
Efe/Susi Sáez
Los datos del nuevo modelo eran deslumbrantes comparados incluso con la última versión a la venta del veterno Toyota Prius.
Propulsado únicamente por su pequeño motor de 35 kW, conectado a una bateria de LiFePO4 de 40 Ah recargable en 5 horas, el Leon Twin Drive Ecomotive podrá rodar durante 50 kilómetros a un máximo de 100 km/h, que el fabricante insiste en señalar como 'autolimitados'.
Puesta toda la carne en el asador, y usando también su motor principal, el coche podrá acelerar hasta los 50 km/h en 7 segundos y alcanzar los 190 km/h durante un máximo de 700 kms, llevando consigo 220 litros de maletas, gracias a una potencia máxima de 170 kW, y con un consumo de 240 Wh/km (864 kJoules/km). Un coche típico consume 3.200 kJ/km, mientras que una persona de 70 kg consume 235 kJ/km a 1,33 m/s. Esto os da una idea del excelente rendimiento anunciado.
Como en todos los vehículos híbridos, la batería es crítica para un diseño efectivo. Mediante la tecnología LiFePO4, se obtienen aproximadamente 90 Wh (77.382 Joules) por kg de peso. Recordad que la grasa de origen animal puede proporcionar 37.7 millones de Joules por kg.
Aunque en la ficha en el catálogo Movele se puede leer su disponibilidad en España para el 01.09.2010, es probable que no sea antes del 2014 que veamos este coche en las calles. Anunciar un coche con 5 años de antelación se nos antoja un poco excesivo, especialmente en un mundo como el actual en el que un gigante automovilístico como General Motors puede pasar de valer 90 dolares por acción a cero en una decada.
Por el momento, son las ayudas públicas las que explican el interés por los coches eléctricos de fabricantes de coches y ladrilleros como ACS, quien sueña con hacerse con las infrastructuras de los enchufes. Uno cree, no obstante, que, con un periodo de recarga de 5 horas, serán los aparcamientos los candidatos naturales a albergar los servicios de recarga.
Y mientras, el Toyota Prius, lanzado en 1997, atravesó la barrera del millón de unidades vendidas en todo el mundo a mediados del pasado año, y ya se produce en Japón y China, primer país productor de baterías del mundo. Los planes de Toyota de incluir la tecnología Prius en toda su gama de automóviles puede acelerar su liderazgo en un mercado estratégico.
Por todo ello, y concluyo, digo yo que hubiera sido más lógico haber lanzado un vehículo hibrido al mercado a principios de siglo que hacer anuncios para el próximo quinquenio.
Incluso Piaggio ya tiene en el mercado español su moto MP3 Hybrid, de tecnología basada en el Prius, y con subvención aprobada en el plan Movele. Eso sí, solo 750 euros de los 8-9.000 que piden en cualquier concesionario.
Los fabricantes debieran haberse puesto las pilas (nunca mejor dicho) hace mucho para captar un consumidor excéptico y cansado, antes que pretender hacerse con el dinero público con la premisa de que innovar es arriesgado.
En la presente situación, se ha demostrado que no innovar ha provocado la pérdida de muchos puestos de trabajo. Se ha dado, también, la sensación de que, para muchos fabricantes, era mejor llegar a una situación límite en la que los precios del petróleo, o la concienciacion global, que es bastante menos efectiva de lo que se cree, fuercen a los consumidores a demandar a sus administraciones que habran el caudal de los fondos públicos.
Esto es lo que yo digo poner el carro antes que el burro.