jueves, enero 18, 2024

Con diez años de retraso, he probado un coche eléctrico. Esto es lo que he aprendido.

Con idas y venidas, vacilaciones y retrasos, la electrificación de los vehículos particulares prosigue su marcha. A los usuarios nos va tocando olvidar litros, caballos, repostaje instantáneo. Y aprender algunas cosas nuevas.

Llevo años conduciendo un hibrido, así que para mí no es novedad la marcha silenciosa y suave de un motor eléctrico. Pero nunca había conducido un coche eléctrico total. Una oferta tentadora de Hertz lo hizo posible. Se trató de un Polestar2, un coche de prestaciones premium que pude conducir durante unos días. Después de probar las emociones propias de sus recuperaciones ultra rápidas (¡respetando siempre los límites de velocidad!), lo primero que hice fue familiarizarme con los datos que todo usuario de vehículos eléctricos debería conocer: La capacidad de su batería, que se mide en kWh, y a qué ritmo se descarga y recarga, medidos en kW.

Para entrar en contexto, digamos que un coche medio tiene una batería de 60 kWh. En un uso normal en cuanto a velocidad, peso, perfil de la ruta, estilo de conducción, uso del aire acondicionado, temperatura exterior, etc. la batería puede descargarse a un ritmo de unos 20 kWh cada 100 kilómetros. Eso nos da un alcance de 60/20 = 300 kilómetros. Los coches más avanzados pueden descargarse más lentamente, de la misma forma que los vehículos de motor de combustión interna luchan por reducir el consumo de litros de combustible por cada100 kilómetros.

En cuanto al tiempo de recarga, un punto doméstico suele ofrecer entre 3,6 a 7 kW monofásicos, o hasta 11 kW trifásicos, usando conectores tipo 2. En el caso de puntos de recarga públicos gratuitos (como los de los supermercados Mercadona), suelen ser de 3,7 kW, mientras que los de pago alcanzan los 43 kW. Es cierto que la cifra puede aumentar mucho, hasta los 250 kW con conectores tipo CCS, pero es difícil encontrarlos de 100 o más kW. En cualquier caso, a la recarga se aplica la misma aritmética sencilla que al consumo: Una batería de 60 kWh, a 11 kW tardará unas 6 horas en llenarse al completo. A 100 kW, unos 36 minutos. Sin embargo, como en el caso del consumo, el tiempo puede variar mucho en función del estado del cargador u otros factores. Además, la velocidad de recarga siempre se ralentiza al aproximarse al lleno.

Por lo que respecta al coste, el precio del kWh en los cargadores públicos de alta potencia están rondando en España a fecha de hoy entre 36 y 42 céntimos de euro, lo que implica que llenar una batería de 60 kWh nos valdrá unos 24 euros.

Estas cifras van a ir variando lógicamente con el tiempo, y en mi opinión dejarán de resultar interesantes cuando la fuente de energía sean las propias placas fotovoltaicas domésticas, y las baterías tengan capacidad y durabilidad en exceso como para olvidarse de ellas.

Será esa una gran simplificación.