Periódicamente, ciertos individuos aprovechan el caos inherente a las grandes organizaciones para imponer el bálsamo de la dictadura. Periódicamente, ciertas organizaciones se conciertan para en respuesta aplastar al agresor.
Por ejemplo, este año se cumplirán 60 desde la llamada Crisis de los misiles, un conflicto diplomático entre Estados Unidos y la Unión Soviética que culminaba las tensiones que habían ido creciendo entre las dos superpotencias a raíz del despliegue de misiles balísticos nucleares en Italia y Turquía, ambos miembros de la OTAN. Por si la semejanza con la situación generada con Ucrania en este 2022 no fuera suficiente, cabe recordar la invasión soviética subsiguiente de Checoeslovaquia en 1968 con el objetivo de detener la versión Euromaidán de aquella época: La Primavera de Praga.
Están claros los paralelismos: Lo que unos consideran defensa, otros lo llaman amenaza. Lo que para unos es invadir, para otros solo es liberar. Pierde el primero que rompe la raqueta. Es más interesante concentrarse en lo que hace diferentes los ciclos históricos. Hay un proceso de fondo al que llamamos Globalización, que no implica que las cosas ya no pasen como antes, sino que pasan a mayor velocidad. Los imperios que otrora duraran milenios, ahora luchan por su supervivencia unas pocas décadas tras su ascenso. Las pirámides demográficas ahora, como antes, son las culpables, pero los avances médicos han multiplicado las poblaciones mientras que los avances en comunicaciones y transportes las mueven por todo el mundo de forma casi instantánea.
De todas formas, seguiremos asistiendo a este teatro de la naturaleza donde las carreras armamentísticas no cesan, y solo cambian las armas. Cañones, grano, petroleo, virus o migrantes. Mientras podamos escoger asiento en el patio de butacas sin vernos arrastrados al escenario, todo irá bien.
La imagen es una composición de un fotograma de la película de Stanley Kubrick, Dr. Strangelove, de 1964 y una foto de la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid en junio del 2022 donde se reinstaló a Rusia en su papel de potencia enemiga.