domingo, marzo 22, 2020

El amor en tiempos del covid

Una nota previa: El título se inspira en una novela de Gabriel García Márquez que no he leído. La forma de escribir de García Márquez me agobia, con sus párrafos interminables y llenos de nombres que uno debe recordar, incluso cuando no menciona a ninguno en absoluto. Pero bueno, debo reconocer que los títulos de algunos de sus libros tienen gancho, así que tomo uno prestado.


Las epidemias, como las guerras, los grandes desastres naturales o en realidad cualquier situación límite, exponen lo más profundo de cada uno de nosotros. Me refiero a nuestras miserias y terrores, y también a nuestro Yo heroico, ese que a veces parece ir por libre. Ese que nos impulsa adelante cuando todos los demás instintos gritan «!Huye!»

Eso de observarnos a diario a veces termina por provocarnos un Síndrome de Estocolmo con nosotros mismos. No terminamos de entender nuestras motivaciones, ni por qué razones el éxito se nos muestra tan escurridizo, pero nos caemos simpáticos y nos perdonamos.

No sé. Será ese componente aleatorio que nos hace impredecibles para nuestros depredadores, sean estos animales o virus. Lo bueno es que para que funcione debe ser impredecible incluso para nosotros mismos. Por eso cualquier epidemia, guerra, desastre natural o en realidad cualquier situación límite debería acercarnos a nuestra verdadera identidad.

Pero eso no siempre sucede. O mejor dicho, casi nunca. A mucha gente le interesa más la vida de los demás que la suya propia. ¿Será irrefrenable curiosidad? ¿Una forma de huir de su propia realidad? También está el sesgo. Eso de observarnos a diario a veces termina por provocarnos un Síndrome de Estocolmo con nosotros mismos. No terminamos de entender nuestras motivaciones, ni por qué razones el éxito se nos muestra tan escurridizo, pero nos caemos simpáticos y nos perdonamos. Por eso dicen que es mucho más fácil ver el bosque desde fuera.

Tengo miedo a las epidemias, las guerras, los desastres naturales y en realidad a cualquier situación límite, pero me gustaría tener alguna vez la posibilidad de mostrar de qué estoy hecho, sí. A lo mejor, no estoy hecho con materiales de calidad y me desintegro a la primera de cambio.

Quién sabe. Pero lo que sí tengo claro es que lo intentaría por tí, para así demostrar mi propia existencia. Solo así podría demostrar la tuya.