martes, abril 16, 2019

Fuerza en la unidad, riqueza en la diversidad

[...] los estados pequeños o aquellos que aun sueñan con recuperar su pureza racial, terminarán por verse convertidos en convidados de piedra del nuevo orden mundial, incapaces de ejercer una libertad convertida en una palabra vacía y equivoca.

Dicen de los pobres que suelen ser muy desconfiados, pese a ser quienes luego más fácil resulta engañar.


Suena paradójico, pero si lo piensas detenidamente tiene su sentido: Desconfiar de todo resulta agotador, así que uno acaba por rendirse y confiar precisamente en quien más te reclama que seas desconfiado. Es prácticamente un truco de mercadotecnia, como cuando se colocan los panes más duros en el fondo del arcón esperando que el consumidor asuma que una mano astuta los habrá colocado en primera línea. Así, yendo al fondo del arcón en pos del recién hecho es como el desconfiado termina llevándose el pan duro.

Evitar ser engañado en los tiempos que corren es misión muy difícil, pero para eso están las reglas básicas del sentido común, que no solo no es común, sino que con frecuencia despierta sospechas. Para empezar, a mi de pequeño me dijeron aquello de "divide y vencerás". Y se me quedó grabado. Luego, los trucos dialécticos de ciertos políticos pueden llegar a hacerte desconfiar de esta máxima, incluso hacerte parecer un pequeño fascista de salón por recordarla ante quienes pretenden entenderla en sentido opuesto: "Se vive mejor dividido, segregado, separado. Libre, en definitiva."

Y es que a la libertad, encarnada en valor supremo de una sociedad avanzada, se la sirve de muchas formas. Pero no me entra en la cabeza cómo podría ser que fragmentando y sometiendo la gestión de la cosa pública a los intereses cambiantes y egoístas de una pequeña, pequeñísima élite, se consiguiera una sociedad más próspera y justa. Desde luego, todos los indicios van en sentido opuesto. El mundo camina, aunque a veces titubeante, hacia la abolición de las fronteras, y los estados pequeños o aquellos que aun sueñan con recuperar su pureza racial, terminarán por verse convertidos en convidados de piedra del nuevo orden mundial, incapaces de ejercer una libertad convertida en una palabra vacía y equivoca.

Será este un nuevo orden mundial inspirando en la fuerza de la unidad, en la riqueza de la diversidad.