miércoles, noviembre 16, 2011

No encajas

A los jóvenes les suele angustiar oir esta frase cuando se refiere a ellos y dicha por sus compañeros de clase, por sus jefes, o por cualquiera. Porque, a pesar de su aspecto rebelde, los jóvenes necesitan sentirse parte de algo. Necesitan sentirse seguros y necesitan simplificar su vida.

Formar parte de un grupo proporciona seguridad y pautas por las que regirse. Calma la angustia existencial que sufren los jóvenes atenazados por un montón de decisiones pendientes de tomar, todas ellas de largo alcance. Escoger una profesión o unos estudios, escoger pareja, una forma de vida, todo depende de 'encajar' en el grupo correcto. 'No encajar' quiere decir que uno no alcanza los mínimos exigidos. Eso, dicho a un joven inseguro e impresionable, suele rebajar su autoestima y, por tanto, nuevamente su capacidad para ser aceptado por el grupo.

Los adultos, por su parte, asumen el 'no encajas' de forma diferente, porque ya saben diferenciar el valor de las palabras según en qué boca se pongan. Tienen ya una idea más formada de su propia valía, y se pueden permitir mirar al grupo desde su propia atalaya. La atalaya de la experiencia. Pero a fin de cuentas, tampoco es plato de gusto.

También a los adultos les gusta tener éxito en su relación social, y se sienten desorientados cuando no consiguen integrarse bien en el grupo. Además, el grupo suele ser la empresa, y el lider de opinión suele ser, claro está, el jefe. En este contexto, el 'no encajar' suele ser garantía de ostracismo profesional porque nadie se molesta en averiguar qué clase de persona eres y cómo se puede sacar lo mejor de tí cuando tú no eres exactamente lo que ellos esperan.

Para ascender en este entorno, para triunfar, es clave desarrollar una capa del grosor y extensión que sean necesarios, con el objetivo de conseguir 'encajar' por la vía de aparecer ante los ojos del jefe exactamente como el colaborador modelo que él sueña. Moderadamente adulador, o no tan moderadamente. Cumplidor hasta el punto de jamas exponerlo al rídiculo por tu culpa. Carente de ambición, muy cómodo en tu papel de ejecutor de sus designios. Incluso eficiente. Pero recuerda que esa persona que, por fin, encaja ya no eres tú.

Vale, tú sigues, tú estas, pero debajo de esa capa que has desarrollado para sobrevivir, para hacerte digno de pertenecer al grupo.

No obstante, no te dejes vencer. El grupo es algo volatil y virtual, como el equilibrio de poder. Si puedes evitar renunciar a ti mismo para poder triunfar, hazlo. Pero si no puedes, no desfallezcas. Resiste.

Casi todos los jefes son, a su vez, personas que luchan por encajar en el mundo de sus superiores, así que un jefe debería reconocerse a sí mismo en la angustia de sus propios colaboradores luchando por 'encajar', excepto en el caso de que haya interiorizado su papel de tal forma que haya olvidado por completo la persona independiente que una vez fue.

En todo caso, tanto si eres joven como si no lo eres, si te crees incomprendido, victima de una injusticia, si dudas de llegar a tener alguna vez éxito, recuerda:

Quien resiste, gana.