Sí, yo los he visto. No en una, sino en muchas ocasiones. Y no sólo los he visto yo. Los hay por todas partes.
Son benéficos y benevolentes. Los hay merodeando por el basurero de Cobán, y también en Afganistán.
Pero son pocos. Por eso, siempre que veo uno, no puedo disimular mi admiración. No me importa que a veces sean un poco altaneros, como ese cirujano que se sabe más próximo a dios que ningún otro mortal. O que a veces tengan modales un poco bruscos.
Aquellos que son capaces de reconocerlos tienen por costumbre cambiarles el nombre. Jamás usan el término Ángel. En su lugar, los llaman de mil formas... cooperantes, auxiliares de clínica, bomberos...
No os dejéis engañar. Es evidente. No pueden ocultarlo. Son simplemente eso.
Ángeles entre nosotros.