Con demasiada frecuencia, fundaciones, instituciones y organizaciones de todo tipo, aunque mayoritariamente privadas, convocan a nuestros hijos a competiciones para la obtención de becas u otras ayudas. En su mayoría, se trata de iniciativas bienintencionadas que sólo tratan de paliar el déficit crónico que sufre España en la calidad de su sistema educativo.
Sin embargo, es una pena que muchas de estas competiciones terminen con regusto a favoritismo, amiguismo, palanca, colusión, corporativismo, cooptación o como quieran llamarlo, y somos los padres los encargados de enjuagar el desánimo de nuestros hijos, de evitar su frustración y mantenerlos motivados, con el peligro añadido de que se conviertan, ellos también, en jóvenes descreídos. O lo que es peor, de que se convenzan de que no hay otro camino que hacer lo mismo. Y no hay nada más lamentable que arruinar un futuro prometedor por un desengaño. De eso, los padres sabemos mucho.
Realmente sorprende que, sin importar el prestigio de la entidad organizadora, se ponga tan poco cuidado en garantizar el juego limpio y la observancia de unos principios básicos de buenas prácticas en una actividad que debería proporcionales una mejor imagen corporativa.
Sirvan, a modo de ejemplo de mala praxis de las que tengo experiencia directa, tres convocatorias destinadas a la promoción de jóvenes talentos científicos. Se trata de pruebas organizadas en Barcelona, pero no me cabe duda de que el problema puede darse en cualquier otra población española.
- ESTALMAT. Organización para la 'detección precoz del talento matemático', fundada por el ex-jesuita Miguel de Guzmán en 1999, actualmente patrocinado por Vodafone. Se solicitan candidatos a recibir un programa de refuerzo en el campo de las matemáticas. Se les convoca a unas pruebas en un centro público, sin detallar criterios de selección ni resultados, ni tan siquiera un correo tipo comunicando el rechazo de candidaturas. Sin embargo, la organización ESTALMAT-Catalunya 2009-2010 publica una lista de admitidos que muestra una concentración anormalmente alta de alumnos en determinados centros privados. Una situación para la que la organización no tiene explicación. En su lugar, decide no publicar más listas a partir de 2011-2012, atendiendo al carácter 'especial' de las pruebas. Estos métodos ya merecieron una entrada en 2009, Estalmat - Estímulo Al Más Tramposo, que sigue perfectamente vigente.
- CiMs-Cellex. Organizada por la International Baccalaureate Organization, una institución privada con sede en Ginebra. La IBO Fue fundada en 1968 por Alec Peterson, quien, según la Wikipedia, inició su carrera como director adjunto del programa de guerra psicológica del mando británico en el sudeste asiático, posición por la que obtuvo la Orden del Imperio Británico en 1946. Extraños valores para el fundador de un centro educativo... CiMs-Cellex ofrece becas para cursar estudios de bachillerato científico en dos centros privados de Barcelona. Se solicita al candidato una carta de recomendación del centro educativo en el que curse estudios, y se le convoca a un examen sin temario en un centro público. No se publican los resultados. Se informa a los candidatos rechazados mediante correo tipo, sin especificar el resultado de la prueba. A los candidatos se les asigna un código para garantizar el anonimato en las comunicaciones a través de la página web de la convocatoria, aunque la propia organización conoce con toda precisión su identidad y filiación educativa durante todo el proceso. De forma incidental, me llega la información de que entre los seleccionados para el curso 2012-2013 se encuentran varios alumnos del elitista centro Aula Europea, uno de los dos que, curiosamente, participan en este programa. ¡Qué coincidencia! Realmente, ¿necesita una familia adinerada hacerse con una plaza becada destinada a jovenes capaces sin recursos?
- Estades d'Estiu de Ciència CatalunyaCaixa E2C3. Organizadas por una fundación de CatalunyaCaixa, anteriormente Caixa d'Estalvis de Catalunya, intervenida por el Estado el 30 de Septiembre de 2011 a través del Fondo de Reestructuración Bancaria Ordenada. El programa está dirigido a jóvenes interesados en asistir a una serie de estancias en campamentos de verano con actividades de tipo científico. No se convocan pruebas, ni se especifican criterios de selección ni se publican los resultados, aunque se requieren informes de calificaciones y cartas de recomendación y motivación. La organización reconoce en su propia página web haber rechazado candidaturas que cumplían los criterios exigidos en la convocatoria debido al alto número de demandantes, pero no puede detallar cuáles han sido los criterios utilizados finalmente en su lugar. Se informa a los candidatos rechazados mediante correo tipo, sin especificar el resultado de la prueba. Se documenta el caso de solicitantes rechazados con nota promedio 'Excelente' en los cuatro cursos de ESO.
Pero, vamos a ver, ¡no es tan difícil hacer las cosas bien!
En la mayoría de los casos, basta con imitar las pruebas oficiales que acumulan ya bastante experiencia en la prevención de la corrupción. Un buen ejemplo son los Campus Científicos organizados por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. Un modelo de transparencia como debe corresponder a una iniciativa pública. A su lado, todas las iniciativas que hemos visto aparecen chapuceras y muy poco serias.
Pero si no se quieren revestir del aire burocrático de un concurso oficial, todas las convocatorias deberían al menos respetar unos criterios mínimos y bien definidos de transparencia, de forma que todos sepamos a qué jugamos cuando nuestros hijos deciden dedicarle tiempo, y con frecuencia nuestro dinero, a prepararse para ellas.
Se me ocurre, por ejemplo, un principio básico de igualdad de oportunidades. La organización debería hacer público con suficiente antelación los criterios de selección y el temario concreto, de forma que se anule la ventaja de posibles, y a veces inevitables filtraciones, y el factor suerte de haberse preparado, precisamente, lo que va a salir...
Hablemos, si quieren, de un principio de responsabilidad. Una organización debería responsabilizarse de los criterios de selección utilizados, y estar dispuesta a defender sus decisiones de forma abierta y honesta. Si las solicitudes son demasiadas, basta con hacer más restrictivos los criterios de selección, como ocurre con las notas de acceso a centros públicos, pero jamás limitarse a prescindir de ellas para abrazar métodos subjetivos o arbitrarios, que es otra forma de llamar a eso de 'hacer lo que les venga en gana'. El oscurantismo en un proceso de selección sólo garantiza cierta paz social a corto plazo. A la larga, sólo genera suspicacias. Lo que mejor funciona es hacer lo que se dice y decir lo que se hace.
Finalmente, cualquier organización que pretenda convocar pruebas para el acceso a determinados beneficios debería reconocer la participación mediante los correspondientes certificados. Es una norma incluso en los multitudinarios maratones populares. No sé por qué una prueba de selección de carácter mucho más, ehem, intelectual, debería ignorar algo tan básico. De buena educación, después de todo.
Miren ustedes... fracasar en una prueba competitiva seguirá siendo, como es lógico, un motivo de tristeza para nuestros hijos, pero al menos mantendrán la ilusión por continuar luchando por mejorar su formación ya que nosotros, los adultos, parecemos incapaces de garantizarles una enseñanza pública de calidad en España.
Y no olvidemos que todos, en unos años, estaremos en manos de nuestros hijos. ¿Es la picaresca, el ventajismo o el enchufismo lo que queremos enseñarles?
