lunes, abril 30, 2007

La reina y el violonchelista

¿Qué tienen en común una corona y un violonchelo? Algo muy importante han de tener, cuando la Reina de España ha gastado tanto dinero en agasajar a un virtuoso ruso del instrumento durante tantos años. En su condición de amigo personal, Doña Sofia consiguó para Mstislav Rostropovich las más altos distinciones en España, como el Premio que lleva el título de su hijo, Príncipe de Asturias.

Quizá la reina apreciaba el talante político, intelectual y artístico del músico, en oposición al tipo de amistad que atraía a su marido el rey, mucho menos dado a buscar la compañía de disidentes rusos, por más interesante que fuera su conversación.

Así es como el otro día la Reina dispersó sobre Europa las 150 toneladas de keroseno del Boeing 707 que la llevó en viaje privado a Moscú, para despedir al genial violonchelista que tantos servicios prestó a la humanidad desde sus residencias en Lausana, Paris, Londres, Nueva York, y otras capitales occidentales.